domingo, 9 de marzo de 2014

Estudio de liderazgos Cristianos

Introduccion:


  1. Estudios Biblicos- Jesus es el Hijo de Dios






    INTRODUCCIÓN

    El historiador judío Flavio Josefo quien había nacido en el año 37 d.C. y quien en el año 66 d.C. fue comandante de las fuerzas judías en Galilea; escribió lo siguiente: “Ahora, había alrededor de este tiempo un hombre sabio, que tenía por nombre Jesús; no sé, si es licito llamarlo un hombre, pues era un hacedor de maravillas; era un maestro, tal que los hombres recibían con agrado la verdad que les enseñaba. 

    Atrajo así, a muchos de los judíos y de los gentiles. Él era el Cristo (el Mesías) y cuando Pilato, a sugerencia de los principales de entre nosotros, le condenó ser crucificado; aquellos que le amaban desde un principio, no le olvidaron; pues, se volvió a aparecer vivo ante ellos al tercer día; exactamente como los profetas lo habían anticipado y cumpliendo otras diez mil cosas maravillosas, respecto de su persona, que también habían sido pronunciadas. Y la tribu de cristianos, llamados de este modo por causa de él, no ha sido extinguida hasta el presente”. 

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    A.                EL SEÑOR JESÚS, ES EL HIJO DE DIOS.

    El Señor Jesús no es un mito, no es una figura histórica. Él, es más que una figura histórica; Él, es el Hijo de Dios, que vino a éste mundo para salvar a los perdidos: “Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido.” (Mateo 18.11). El apóstol Pablo, lo describe de la siguiente manera: “…el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados. 

    El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.” (Colosenses 1.13-20). 

    Dos mil años atrás, apareció un hombre en el escenario de la historia. Él nació en el mundo y creció hasta la vida adulta exactamente como cualquier otra persona. Pero este hombre era diferente a cualquier otro. Él no fue un hombre común y corriente. Una virgen concibió del Espíritu Santo y lo trajo al mundo. 

    Casi todas las cosas que usamos en la vida, están compuestas, por más de un elemento. Por ejemplo, una prenda de vestir, que está elaborada con una tela; esta tela, está conformada por un % de algodón y otro % de poliéster o cualquier otro componente y así lo especifica la etiqueta, que lleva esa prenda. 

    Si el Señor Jesús llevara una etiqueta, sería la más rara en el mundo. Así especificaría: 100% Dios y 100% Hombre. El Señor Jesús poseía una naturaleza divina y una naturaleza humana; sin embargo era una persona y no dos. Él era el Cristo, el Mesías y era el Señor Jesús de Nazaret. Dicho de otra forma, era Dios hecho hombre, quien vino a la tierra en apariencia humana. Fue el “Hijo de Dios” (Lucas 1.26-35). “En el principio era el Verbo [Jesús] y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios…Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros [y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre], lleno de gracia y de verdad” (Juan 1.1, 14).

Liderazgo Cristiano - Clase 1 **CARACTERISTICAS DEL VERDADERO DISCIPULO** El propósito de este módulo, es descubrir las marcas del verdadero hombre de Dios y cómo puede llegar a serlo con el tiempo. INTRODUCCIÓN No siempre lo que viene a la mente del hombre, es de Dios. Mucha gente habla de visiones, que en gran parte han repercutido en sectas. Tiene que ser visión (proyección despierto, es decir, consciente de la vida) de discípulo. Él nos llama y es un llamamiento de arriba. Ahora, el llamamiento que viene de arriba, primero tiene que ser para ser discípulo. Los apóstoles antes de ser apóstoles tuvieron que ser discípulos. Dicho sea de paso, es importante aclarar, que hoy en día, ya no hay apóstoles de oficio, fue algo para el fundamento de la iglesia. “…edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,…” (Efesios 2.20) Por lo que se hace importante aclarar, que sí debemos ser discípulos. Un médico primero debe ser estudiante y después médico. Un general, primero tiene que ser soldado, para luego ser general. El Señor Jesucristo, para estar sentado en su trono, tuvo que pasar primero por la cruz, antes de ser reconocido; es mejor si eres ignorado, para que Dios sea exaltado en tu vida. **EL VERDADERO DISCIPULO** Para la mayoría de las personas, es fácil reconocer la figura típica del cacique, en esta querida América Latina; producto del entorno social y cultural, en el que se ha venido desarrollando este continente hispanohablante. El cacique es un personaje típico y folclórico; que acapara todo, dicta órdenes y se perpetúa en el poder, controlando la política, los negocios, las finanzas y hasta la religión. Cuando este personaje, ve amenazado su control por algún líder predispuesto a quitarle el poder; lo hace desaparecer, porque para él, existe un solo objetivo:continuar en el poder y no compartirlo con nadie. Lamentablemente, la iglesia ha imitado este patrón cultural. Éste, se ha manifestado en muchas áreas de la misma, convirtiéndose en una carga terrible que recae sobre los miles de líderes en potencia que comienzan a destacar en nuestros países latinos. Por esta razón, para formar líderes es necesario cambiar la mentalidad de cacique y aplicar los principios del liderazgo cristiano según el modelo practicado por nuestro líder que fue, es y será Jesucristo. El propósito en esta lección, es enfocar la necesidad de que cada líder, presente y futuro; tenga una visión clara, de lo que Dios puede hacer, cuando una vida se pone en sus manos. Además, cada líder que emerge, siguiendo el modelo de Cristo, tendrá la aprobación de Dios, para continuar la obra que Él le ha encomendado. “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.” (Mateo 11.28-30) A. LOS CANDIDATOS A SER LÍDERES, EN LA IGLESIA ACTUAL. Del llamamiento de Isaías, a través de la visión de la gloria y majestad de Dios; se desprenden verdades, que cambian cualquier vida. Como en este caso, el profeta Isaías; era un hombre común, que habitaba rodeado de una sociedad pecadora e inmunda, llena de maldad. No era un campesino, ni tampoco un santo; simplemente un hombre ordinario: «… ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de un pueblo que tiene labios inmundos...» (Isaías 6.5). Así era el entorno social de este líder, que Dios estaba llamando; cualquier parecido con la realidad presente, es una mera coincidencia. Tenía un hablar muy vulgar: «...de la abundancia del corazón habla la boca» (Lucas 6.45). Sus labios expelían pecado, todo su ser estaba en la misma condición. Era necesario, que el carbón encendido tocara sus labios, su corazón y su vida. Sólo por el toque de Dios, fue quitada su culpa y fue limpio de sus pecados. Qué maravilloso que Jesucristo derramó su sangre en la cruz del calvario, para limpiar los pecados de todo el que le recibe, como Señor y Salvador; perdonar las culpas y preparar a los candidatos, que van a ser llamados por el Señor Jesucristo, para trabajar en su obra. «Después oí la voz del Señor, que decía ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí» (Isaías 6.8). B. LA CLAVE PARA FORMAR LÍDERES. Dios no comienza su programa, con una organización impersonal; sino, con el hombre. «Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan» (Juan 1.6). «Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese» (Ezequiel 22.30). Una persona transformada, es el instrumento que Dios necesita, para bendecir a otros. El líder espiritual, es el método de Dios; para evangelizar al mundo, formar líderes y guiar a la iglesia, a hacer Su santa voluntad, en la tierra. Dios empieza su programa, con un líder espiritual sensible a su Espíritu y a su Palabra. El ser humano, es el objeto y a la vez, el portador de su gracia. Dios busca líderes espirituales, que permitan que él los prepare, obedientes a su voz, con un amor sobrenatural por su obra, humildes —producto de estar en su presencia— y con una fe inquebrantable. La relación es una interdependencia: Dios busca al hombre y éste necesita a Dios. C. EL RIESGO DE FORMAR LÍDERES. Cuando el apóstol Pablo, fue llevado a Damasco, recién convertido al Señor Jesús; se recluyó en la casa de Judas, en la calle derecha. Allí fue instruido por Ananías, un discípulo que vivía en la ciudad. Éste fue enviado por el Señor, para enfrentar al hombre feroz que tenía fama de perseguir a los cristianos, torturarlos y matarlos. “Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor. Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista. Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre. El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre. Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo.Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado. Y habiendo tomado alimento, recobró fuerzas. Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco.” Él mismo Saulo, había aprobado la orden de apedrear a Esteban: “Y Saulo consentía en su muerte. En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles.” (Hechos 81) “…y cuando se derramaba la sangre de Esteban tu testigo, yo mismo también estaba presente, y consentía en su muerte, y guardaba las ropas de los que le mataban.” (Hechos 22.20). El discípulo de Damasco, Ananías; tenía que correr el riesgo, de comprobar si realmente Saulo de Tarso, era un cristiano verdadero. La orden del Señor fue: «Levántate, y ve... y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista» (Hechos 9.11-12). Después de oír ese nombre, un mar de dudas pudo preocupar a Ananías; pudo haber vivido algunos temores. ¿Si habría cambiado realmente? ¿Se trataría de una estrategia, para prender a los discípulos de Damasco? ¿Sería una trampa, para tomarlo preso allí mismo? «Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; y aun aquí tiene autoridad...» (Hechos 9.13-14). Pero el Señor le respondió: «Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre...» (Hechos 9.15). Pero, a pesar de sus dudas; Ananías se levantó y fue, como el Señor le había ordenado. De ese encuentro salió el líder más grande de la iglesia cristiana, el apóstol de los gentiles, dotado de una pasión sin precedentes, para predicar el evangelio a todo el mundo. Ananías fue un discípulo anónimo, sensible al Espíritu Santo y a la Palabra del Señor, que oyó la voz de Dios, estuvo dispuesto a correr el riesgo y obedeció la orden con precisión. Líderes como él, son los que el Señor busca cada día; para llevar adelante su plan de establecer su reino y consolidar su iglesia en la tierra. Hoy más que nunca, la iglesia cristiana necesita líderes como: Isaías y Pablo. Es la gran responsabilidad que tiene cada líder formado ante Dios, para mirar a su alrededor; buscar en las iglesias y tratar de identificar a los líderes en potencia, que quizás estén sentados en una banca, por falta de oportunidades. Es muy motivador, desempeñar el papel de Ananías. Dios está esperando a muchas personas, que deseen convertirse en líderes para su causa. No será muy difícil identificarlos, pues ya se conoce el perfil que Él busca en ellos: personas comunes y corrientes; pero espirituales, pasados por la prueba del carbón encendido, como Isaías y llenos de humildad; para hacer la voluntad, de Dios. Personas transformadas, dispuestas a ser líderes espirituales; con un corazón de soldado, listo(a) para morir por la causa del Señor. D. UN DISCIPULO, RESPONDE AL LLAMA-DO DE SU SEÑOR. Entonces responderán a ese llamado, los que cumplan los siguientes requisitos: · Tener interés en las personas. · Sentir compasión por las almas. · Desarrollar una verdadera humildad. · Ser un verdadero estudiante del Señor. “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.” (Mateo 11.28) Además de lo anterior, se debe atender las siguientes recomendaciones: 1. El discípulo, debe responder a: “Yo os escogí…” (Juan 15.16) 2. Así que, la posición de discípulo, no es una decisión personal; sino, la del Señor. 3. El discípulo, es uno que ha sido llamado (arrastrado): “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere;...“ (Juan 6.44) 4. La seguridad, de ser hijo del Rey, implica sujeción también: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;…” (Jn 1.12) “Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él;…” (Colosenses 2.6) “El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.” (1 Juan 2.6) E. EL DISCIPULO, ACEPTA LAS CONDICIO-NES DE SU FORMACIÓN. El sujetarse a la disciplina, en la formación de un futuro líder; implica aceptar las condiciones que esto demanda: “Llevad mi yugo sobre vosotros,…” (Mateo 11.29) Por lo que se desprenden, dos consideraciones muy importantes: · El yugo está bien diseñado y se ajusta a cada persona, de manera precisa. · Solo existen dos reinos, el de la LUZ y el de las tinieblas. También es importante, considerar dos aspectos aquí: 1. Adán, es un ejemplo portentoso de esto… 2. Hay animales, que han sido creados, para llevar yugos. F. EL DISCIPULO, TIENE LA DISPOSICIÓN PARA APRENDER. No todos los que se hacen llamar líderes, tienen la disposición para aprender; debido, a que algunos pretenden haberlo alcanzado todo y se infatúan de sí mismos. Manifiestan saberlo todo y no estudian o no aprenden de otros. El líder jamás deja de aprender y el verdadero líder, comienza desde abajo; por lo que debe considerar estas tres cosas: · Un líder es un discípulo y un aprendiz. · Hoy el líder debe aprovechar el tiempo, la tecnología y todo aquello que le provea un permanente aprendizaje. · Cuidar las tres manifestaciones, más delicadas del comportamiento. Asumir el rol de líder, no es una tarea fácil; requiere de actitud y personalidad espirituales; por lo que: 1. El discípulo, no puede esconder la cabeza. 2. Debe ser enseñable y esto tiene una fuerte implicación al carácter; debe estar en continuo progreso. 3. Un cuerpo vivo, crece naturalmente. 4. Así que, aprender es lógico, normal y es humildad. 5. El conocimiento termina, donde comienza la actitud del verdadero discípulo. 6. Ser sabios para actuar. 7. Saber, que la fuerza de la identidad que posee, es de Dios. 8. Saber, amar al enemigo. “…aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;…” (Mateo 11.29) G. EL DISCIPULO, DEBE SER COMO SU SEÑOR. El Señor nos dejó la mejor lección de vida y es servir a todos, sin discriminación alguna. “…aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón;…” (Mateo 11.29) Esta es la regla de oro del Reino del Señor Jesucristo y tiene dos hermosos postulados: · Él fue un siervo. Debemos ser imitadores. · Él para eso vino: “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.” (Marcos 10.45). Estos postulados, generan unos principios, que hacen diferencia; entre el hombre natural y el hombre espiritual: 1. Existe una gran diferencia, entre prestar un servicio y ser un servidor. 2. Jesucristo, lavó los pies de sus discípulos. 3. La grandeza del hombre, se relaciona con el servicio. Llamarse “siervo” hoy día, ha llegado a ser símbolo de grandeza y esto refleja crisis espiritual. 4. Jesucristo se humilló, para que otros sobresalieran: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.” (Filipenses. 2.5-11). “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.” (2 Corintios 8.9) Dios, puso a un lado todas sus prerrogativas. 5. Jesucristo, se negó a sus privilegios, para que otros gozaran. 6. Él buscó a los perdidos: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.” (Lucas 19.10) 7. Toda su vida, estuvo envuelta, en la pasión de la misión. H. EL DISCIPULO, DEBE EXPERIMENTAR EL PODER DE DIOS. El poder de Dios, se manifiesta en nuestra debilidad; por lo que se hace necesario, depender siempre de ÉL. Moisés expresó: “Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí.” (Éxodo 33.15) “…porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.” (Mateo 11.30) Y aquí nace la siguiente enseñanza, que expresa dos elementos muy importantes, en todo líder: · El yugo… · Cristo dice, que su yugo es fácil. Con relación al yugo, se puede decir: 1. Su historia: surge por la necesidad de sujetar algo o a alguien, que no se deja llevar libremente. 2. El objetivo: para realizar una actividad o una producción. 3. Humanamente, cuando se analiza esta palabra; se concluye que, ningún yugo será fácil; porque: a. Puede lastimar físicamente. b. Al tratar de vencerlo o deshacerse de él, ocasionaría mucho sacrificio y daños físicos. c. Existe una gran diferencia, entre toros y bueyes. 1. Los toros los hace Dios. 2. Los bueyes, los hace el hombre. 3. Los bueyes, llevan el yugo; los toros no. En cuanto a la afirmación del Señor Jesucristo, de que su yugo es fácil de llevar; es porque: 1. Porque fuimos diseñados, para estar en yugo con Él. 2. Es la manera de disfrutar su compañía. 3. Él es la fuente del poder divino. 4. Se lleva su testimonio. 5. Hay que tener disposición. 6. A través de Él, se recibe la armadura de Dios: a. Pablo lo confirma: “Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial,…” (Hechos 26.19) b. Se generan consecuencias, ya sea por la obediencia o por la desobediencia. H. LAS DISCIPLINAS BÁSICAS. Todo lo que demande esfuerzo, dedicación y preparación; requiere de disciplinas correctas, las cuales se enuncian a continuación: 1. El estudio bíblico. 2. La meditación. 3. La oración. 4. El ayunar. 5. El servicio. 6. La Soledad. 7. El estudiar 8. La sumisión. 9. El perdón. 10. El adorar. 11. La dirección. 12. La celebración. Además, todo buen líder debe aplicar las tres reglas doradas del éxito, en su trabajo: · No olvide, usted debe ser una persona disciplinada. · Escriba su estrategia, téngala en mente, nunca la olvide, aliméntela y cultívela. · Cuando alguien le pida información compártala. No sea egoísta; compartir, es la clave para motivar.

mision

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