jueves, 18 de julio de 2013

Consejeria Cristiana ( ¿Cómo elegir con inteligencia?)

Consejeria Cristiana




3. ¿Cómo elegir con inteligencia?

 

3.1. Conozcámonos, aceptémonos y amémonos. Esto implica aceptar nuestras debilidades y apreciar nuestras fortalezas, lo cual nos permite tener una sólida identidad y sentido de nosotros mismos. Ello provee confianza, seguridad y valor personal, lo cual permite establecer relaciones saludables e inteligentes. Sepamos que valemos por lo que somos en esencia como personas, y no por lo que poseemos o por la apariencia. En ocasiones, nos concentramos en lo externo para arreglar lo interno. Tener una sana autoestima no es algo que se consigue por ahí. Es el hecho de apreciar que hemos sido creados como seres únicos con un valor inherente. Cuando somos capaces de vernos a nosotros mismos como personas de gran valor, somos libres de la inseguridad y el temor.

 

3.2. La mejor forma de fortalecer la intimidad con el otro es a  través de la comunicación fundamentada en el respeto, en la capacidad de expresar lo que pensamos y sentimos con libertad. Esto proporciona autonomía, pero a la vez, cercanía, y nos permite tener confianza. Nuestros sentimientos y pensamientos nos pertenecen, nadie puede pensar por nosotros ni adivinar lo que estamos sintiendo, por eso debemos desarrollar la habilidad de comunicarnos claramente. No podemos decir: “Si me amas, sabrías lo que estoy sintiendo”. Por más que amemos, la otra persona no puede saber lo que estamos pensando o sintiendo. 

 

3.3. Fijemos límites, esto nos permitirá conocernos mejor y asumir responsabilidades efectivamente. Los límites definen espacio, quién es cada quien, refuerza la idea de que somos personas con identidad propia, distintas a las demás. Ayuda a que la relación no sea absorbente, dependiente y mucho menos objeto de manipulación, evitando hacernos sentir frustrados, confusos o enojados porque permitimos que el otro nos controle emocionalmente. Somos individuos autónomos, libres, independientes, y una relación de amor no cambia esa situación, más bien la afirma, porque toda relación debe ser para ayudar a crecer a la persona y fortalecer su ser integral. Ser responsables de nosotros mismos nos hace ser responsables de nuestro propio ser, nos sentiremos seguros de ser nosotros mismos y no tendremos que fingir ser quienes no somos. Nos sentiremos en control de nuestra propia agenda y de cómo utilizar nuestro tiempo. Los límites proporcionan libertad a la persona. 

 

3.4. Aprendamos de las experiencias propias. Asumamos la responsabilidad de nuestras relaciones. Solo así seremos responsables de nuestro destino, de nuestras decisiones, de nuestras emociones, de nuestro cuerpo, y esto nos permitirá establecer relaciones saludables. 

 

3.5. Sabiendo que la amistad y el noviazgo es la etapa para conocerse y añadir inteligencia a la decisión, es indispensable ver más allá de la piel, es decir, el carácter. El carácter es lo que somos cuando nadie nos observa y es lo que sale en momentos de crisis, conflictos y desacuerdos. Nos enamoramos de un cuerpo, pero nos casamos con un carácter. Busquemos las cualidades esenciales del carácter: autenticidad, sinceridad, fidelidad, lealtad, compromiso, que sea compasivo, generoso, cooperador.

 

3.6. Debemos tomar tiempo para conocer a la persona, su forma de ser, costumbres, valores, ambiciones, alegrías, gustos, preferencias, complejos, miedos, nivel de celos, si tiene o no adicciones, concepto de familia, antecedentes o trastornos familiares y proyecto de vida.

 

3.7. Examinemos patrones de conducta, para esto debemos observar con detenimiento el fruto de relaciones anteriores. 

 

3.8. Debemos conocer a la familia. Escuché un dicho que me pareció interesante: “Observe sobre el hombro”, es decir, quién está detrás de ella o él. Porque cuando nos casamos, lo hacemos con una persona, pero también con una familia. Y no solo por ello, sino también porque ese modelo de familia es el que probablemente se replicará en el nuevo hogar. Es esencial conocer el entorno familiar: costumbres, dinámica, expectativas acerca del rol de esposos, manejo de finanzas, crianza de hijos, responsabilidades domésticas, formas de solucionar conflictos.

 

3.9. Debemos conocer a los amigos, porque ellos brindan una ventana para conocer el carácter de la otra persona. 

 

3.10. Preguntémonos: ¿me agradan los ambientes que le gusta frecuentar?

 

3.11. Reflexionemos: ¿me siento orgulloso de presentarlo como mi novio (a)?, ¿hay algún aspecto de su vida o de su personalidad que me es difícil de tolerar? 

 

3.12. Analicemos, ¿puede él o ella ponernos en primer lugar?

 

3.13. Busquemos consejo de familiares, amigos y profesionales. Es indispensable que antes de asumir un compromiso o una relación romántica bajo la figura del noviazgo, busquemos el consejo de quienes nos aman, porque ellos observan lo que nosotros idealizamos y tienen un análisis más objetivo de lo que podría ocurrir. En la multitud de consejeros, hay sabiduría. Aprendamos de sus experiencias.

 

3.14. Seamos amigos un buen tiempo. No nos apresuremos. Apreciemos la libertad. Tomemos el tiempo suficiente para decidir con inteligencia. Una de las razones principales por las cuales se divorcian las parejas no es solo la infidelidad o el dinero, lo hacen también porque la decisión de casarse la tomaron demasiado rápido. No se puede conocer a una persona en un período de tiempo muy corto, se necesita tiempo para establecer un vínculo saludable. La primera etapa del amor es emoción pura, enamoramiento, lo cual enceguece, no vemos defectos, solo a la persona idealizada. Se requiere tiempo para conocer intensiones, entorno y carácter.

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